Madea se va a ver envuelto en problemas con la policía. Es cierto que son problemas que dan risa, pero al final el juez lo va a condenar a servicios comunitarios. Él no es un gamberro, y de hecho quiere hacer cosas por el barrio, para lo cual va a aprovechar que tiene que hacer servicios para la comunidad.
Él sólo no puede hacer nada, y por eso lo primero que hace es pedir ayuda a dos de sus tíos. Con ellos, y con la ayuda de más gente, piensa hacer lo posible para que el centro juvenil del barrio no cierre, como así pretende el ayuntamiento de la ciudad.
Tres personas no hacen nada, pero son un comienzo. A partir de ese comienzo, Madea empieza a contactar con los chicos del barrio y de la ciudad para defender su centro juvenil, en el cual los chicos pasan su tiempo libre alejados de los problemas y de la calle.…